Iconos de la Danza Contemporánea

PINA BAUCH

La coreógrafa y bailarina alemana se convirtió en una leyenda del movimiento europeo que transformó las artes escénicas en la década de 1970.
Phillippina Bausch nació en Solingen, Düsseldorf, en 1940. Alemania era entonces una gran potencia militar y expandía sus triunfos en la Segunda Guerra Mundial, pero los padres de la pequeña Pina tenían un café adosado a un pequeño hotel de la ciudad e intentaban salir adelante con una familia de tres hijos.
A la niña algo tímida y muy atenta a todo cuanto la rodeaba, la llamaban Pina.
Allí aprendió sus primeros pasos en danza y también el interés por observar a las personas, en sus gestos, conversaciones, actitudes.
Viendo las cualidades físicas y expresivas que mostró desde muy temprano, sus padres la enviaron a estudiar a los 14 años con el maestro Kurt Joos en el Folkwang School of Arts en Essen. Allí llevaba además cursos de música, escultura, pintura, literatura y teatro, lo cual contribuyó a su posterior visión integral del trabajo escénico.
Cinco años después fue becada por el Servicio de Intercambio Educativo y Cultural de Alemania (DAAD) para estudiar en Nueva York, en la Juilliard School of Arts. Ahí trabajó con su afamado director Anthony Tudor, con quien debutó en el Metropolitan Opera Ballet.
Nueva York era un hervidero de creación y transformación en todas las artes.
Esa experiencia abrió las puertas a la posibilidad creativa de Pina. Era un momento en que la danza moderna estaba haciendo grandes cambios con figuras como George Balanchine.
La confluencia de diversas corrientes culturales y musicales, así como la posibilidad de trabajar con figuras como José Limón, Alfredo Corvino, Paul Taylor, Margret Craske y bailarines de la compañía de Martha Graham, despertó toda clase de inquietudes y posibilidades para Pina.
Kurt Joos la volvió a llamar para que regresara a Alemania y trabajara con él como solista y como su asistente en la Folkwang Ballet Company en 1961.
Joos era un innovador en la danza inclinado hacia la tendencia expresionista. Riguroso en la formación, pero muy libre en la capacidad creadora, junto a él Pina pudo madurar como intérprete e iniciar su afamada carrera como coreógrafa.
En 1968 presentó su primera coreografía Fragment ya como directora de la compañía.

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